Fotografía cedida por fsc
En una entrada anterior hemos publicado una imagen de estas piedras que aquí vemos ahora en su emplazamiento originario: un lagar a orillas del Arroyo Grande. Es cierto que jambas y dinteles se han salvado de la desaparición a manos de quienes arramblan con todo lo que pillan a su paso. Pero no es menos cierto que las piedras, protegidas, deberían haberse mantenido en este molino al que pertenecían y del que formaban parte destacada. La incuria de unos y de otros, pero en especial de quienes desde las instituciones se olvidan, insensibles, de nuestro rico patrimonio popular, han motivado que ahora tengan que protegerse en un recinto dentro del pueblo y fuera de su contexto geográfico e histórico propio. No son los únicos bienes de este tipo que se encuentran abandonados y en peligro.
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