En una mañana luminosa hemos vuelto a rendir humilde homenaje de primavera a las encinas en flor. Y lo hemos hecho junto a ese ejemplar majestuoso que el año pasado bautizamos con el nombre del entrañable amigo JESÚS GARZÓN. Lectura de poemas, cánticos populares, refranes, dichos y consejas acerca de la encina llenaron parte de la mañana en el campo.
El recorrido, tanto a la ida como a la vuelta, se realizó caminando, y antes del regreso al pueblo dimos cuenta de los bocadillos de media mañana.
En el impresionante tronco de la encina dejamos prendido un poema de Miguel Serrano, sincero lamento de despedida, que había sido leído antes por el autor junto a ella. Los versos recogen el dolorido sentir ante la inminente desaparición de esta encina en aras del progreso: cuando el AVE pase, (si es que alguna vez pasa), al lado de la confluencia de EL MOLINILLO y EL TAMUJOSO, las máquinas la habrán arrancado ya de cuajo...
Transcribimos el poema citado:
ADIÓS A LA ENCINA
Yo que soy robusta encina,
que nací en singular vega,
siendo ya hermosa y longeva,
el progreso me asesina.
¿Qué hice para merecer
arrancarme de mi tierra
que a mis raíces se aferra
y en la hoguera perecer?
Yo que siempre di cobijo,
al cabrero o el pastor,
al gañán al segador,
y a todo aquel que lo quiso.
Sobre mis cogollas densas,
los pájaros anidaron,
y sus polluelos crecieron,
con mi potente defensa.
Y tendré que sucumbir,
sin escuchar las razones,
sin formular opiniones,
fui sentenciada a morir.
¿Y por qué? Solo por eso,
¿Por tirar a lo derecho?
¿Por no variar un trecho?
¿Por el llamado progreso?
Miguel SERRANO MARTÍN
2 comentarios:
Muy bien Miguel por tu poema, tienes razón, el progreso nos asesena
Gracias, Anónimo, en nombre de Miguel, en particular, y de todos los del Colectivo, en general. Siempre nos agrada que nos comentéis lo que por aquí aparece o cualquier otro asunto.
El Licenciado M.
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