domingo, 17 de octubre de 2010

Una tarde de otoño

Subíamos esta tarde por el camino de la Luz hacia el Pozo del Teniente y el sol, no queriéndose poner, se prendió de unos árboles... Huesbar plasmó el momento, que compartimos con quienes transiten por estas páginas amigas. Un excelente acompañamiento para la ocasión es este bello soneto juanramoniano:


OCTUBRE


Estaba echado yo en la tierra, enfrente 
del infinito campo de Castilla, 
que el otoño envolvía en la amarilla 
dulzura de su claro sol poniente.


Lento, el arado, paralelamente 
abría el haza oscura, y la sencilla 
mano abierta dejaba la semilla 
en su entraña partida honradamente.

Pensé arrancarme el corazón, y echarlo, 
pleno de su sentir alto y profundo, 
al ancho surco del terruño tierno;

a ver si con romperlo y con sembrarlo, 
la primavera le mostraba al mundo 
el árbol puro del amor eterno.

                      (Juan Ramón Jiménez)

2 comentarios:

Sansón Carrasco dijo...

La verdad, Licenciado Malpartida- que no Vidriera, se rompa lo que se rompa- es que el soneto tiene una miga y un empaque altísimos. Los dos tercetos son perfectos,mágicos, líricos a más no poder ... Buena foto y mejor soneto. Salud.

Sansón Carrasco

Licenciado Malpartida dijo...

Gracias, señor Bachiller Sansón Carrasco. Que bien sabe vuestra merced de altas letras y de empresas bien acabadas. Y qué decir de nuestro español universal de Moguer... Salutem plurimam.