EL CIRCO, COMO EN OTROS TIEMPOS...
"Todos los años por el mes de junio, cuando las ferias del pueblo, llegaban los titiriteros, -el circo, decíamos los muchachos. Aquel año, los tres conocidos carromatos cruzaron el pueblo hasta detenerse en el Ejido Grande, junto a la Comarcal (el silo del trigo), donde solían acampar".
(De un cuento, ya viejo, que un día alguien escribió siendo joven).
Es inevitable, al encontrarse con el circo durante el temprano paseo matutino, recordar unos escritos de don Pío BAROJA en los que evoca los viejos acordeones o los viejos caballos del tiovivo. Este circo, en los aledaños del campo de fútbol (antigua Era de las Matas), a pesar de sus vehículos motorizados, de sus sillas de plástico, de sus focos..., varía muy poco en su estructura de aquel que nos acompañó en la infancia y que se instalaba en el llano de las Escuelas (ese de los contenedores en medio de la plazuela). Al aire libre, con una gran N (ahora metálica) donde cuelga el trapecio y algún otro artilugio del equilibrismo; sobre la tierra; con escasos medios. Y lo más entrañable: el precio: "Niños 1 Euro. Mayores, la voluntad", según dicen los anuncios. No es para menos: nos embarga la melancolía. Vayamos al circo, a este circo que nos lleva a aquel jardín de ayer, humilde y tan perdido ya como todos los paraísos de la infancia. Sus artistas se merecen todo nuestro respeto, toda nuestra admiración y nuestra ayuda, que la necesitan. Si continúa viviendo el circo, aún es posible la ilusión.
Comentarios
Espero que el verano próximo nos vuelvan a visitar porque desde luego aquí han encontrado a una incondicional.
Deseo que les vaya tan bien por esos pueblos como les ha ido en el nuestro.